Me aferré a esa historia como queriendo cambiarla. Miré de reojo las señales y me decía a mi misma que el tiempo tiene voz que hay que saber escuchar.
No hay certezas en la vida, en ninguna vida, hay cosas que nunca entenderemos. Sólo creí en un presentimiento con todo mi corazón, deseo que alimenté en vano porque en realidad nunca sabremos que pasará, siempre que pienso en eso un lágrima intenta salir pero me contengo, me aferré tanto a esa historia que me duele dejarla allí esperando un final. Pero se va decantando, me voy agotando, se me va acabando la magia adentro, algo que no se nutre se va muriendo y es natural.
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