La suma de lo que eres.
Pásame una taza de café y acurrúcate aquí a mi lado este pálido
domingo, vine como una visión fugaz de tu futuro. ¿Cuánto tiempo tardaste añorando esto?
Ves la felicidad reflejada en fotos viejas, tienes unos años de más, pero
la esperanza intacta. ¿Qué podría decirte yo ahora, que no suene a cliché? Que
la vida es abrumadora algunas veces, que a veces lo que más deseamos desde su
núcleo de inconsciencia huye de nosotros como frío en primavera.
Que ahora te ves fuerte al
caminar con tu éxito a cuestas, que ya no le tienes miedo a la soledad,
simplemente la disfrutas. Me recuerda ese momento en que genuinamente te
sentiste feliz. Sabes que has pasado por momentos más duros, tremendamente
oscuros, donde empiezas a dudar de todo. Saliste de allí triunfante, debilitada
pero triunfante, entonces ahora un mal presagio no te dañará el rato, sabes
decirle adiós a lo que, aunque quieras no te haga bien, ya has crecido, tuviste
que renunciar a cosas mucho más fuertes. A la posible carrera que amabas, a
amigos que se perdieron en el camino, a falsos amores, tendrás que llorar algún
día la ausencia de tus padres, entonces esto no es nada.
Que bien se siente la suma de
lo que eres. Que hayas lidiado con tu testarudez, que hayas repetido palabras
dolientes a ti mismo porque eres masoquista. Porque finalmente aprendiste a
elegir según tus convicciones, aprendiste a elegirte. Ven que te quiero contar
que sigo creyendo que lo que nace del amor jamás se borra, que el bien que
harás en este mundo se te devolverá. Aunque suene optimista prefiero conservar
ese rasgo de mí. Lo inquietante es no haber luchado, no haber vivido, no haber
amado y olvidado quizá.
Que no suene a tristeza, en el
camino nos seguiremos encontrando.
Con total sinceridad, mi otro
yo.
Comentarios
Publicar un comentario